El Día Mundial de las Ciudades nos recuerda lo importante que es el desarrollo del entorno construido en nuestra vida –la ciudad-, y nos invita a reflexionar sobre el grado de sostenibilidad y calidad de vida que ofrecen a los seres vivos que la habitamos. Si evaluamos de qué forma hemos gestionado nuestras ciudades, su crecimiento acompañado a una gran tasa de segregación social y residencial, incluyendo las problemáticas medioambientales que emergen por la presión constructiva de nuestros centros urbanos, sería paradójico calificar de manera positiva la toma de decisiones de las autoridades sobre temas relativos a la planificación urbana. Lo cierto es que la tendencia a nivel mundial de la población es vivir en la ciudad, por eso es fundamental reflexionar sobre las dinámicas urbanas, los errores cometidos en el pasado urbano del mundo y cómo mejorar estos ambientes pensando en sus proyecciones a futuro.
Este año, con el lema <<Con gobernanza innovadora, ciudades más abiertas>>[1], las Naciones Unidas levanta su campaña del día mundial de las ciudades resaltando la relevancia de los gobiernos locales en el desarrollo urbano sostenible. La idea es hacer un llamado a la reivindicación de estos organismos públicos, en un contexto global que se perfila hacia el aumento sostenido de la conectividad, la interculturalidad, la inclusión y la apertura de los centros urbanos a los beneficios que nos provee el entorno, y que aseguran la subsistencia de nuestra especie. Del mismo modo, las metas y compromisos de la Conferencia sobre Vivienda y Desarrollo Sostenible – Habitat III, (Nueva Agenda Urbana 2030), reconocen el rol protagónico de los municipios debido al impacto social y ambiental que tienen sus acciones, ya sea en la calidad de vida de las personas y/o en la sostenibilidad del ecosistema urbano que mantienen.
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