Reyes-Paecke, S. (2017)
Introducción
Las ciudades son un símbolo de la intervención humana en la superficie del planeta, porque constituyen espacios con una alta concentración de población y actividades humanas, intensos intercambios económicos, sociales y culturales, y en donde predominan las estructuras artificiales. Sin embargo, las ciudades no son totalidades homogéneas, sino más bien un mosaico de edificaciones, espacios abiertos, vegetación y los más diversos usos del suelo que se entrelazan con remanentes de sistemas naturales preurbanos. Son creaciones humanas, construidas y gobernadas por los seres humanos, pero donde la naturaleza está presente en áreas verdes cuidadosamente planificadas – como parques, plazas y jardines residenciales – y en otro tipo de espacios que mantienen una condición silvestre a pesar de estar insertos en la ciudad – como cerros isla, ríos, riberas y humedales urbanos.
Los cerros isla de Santiago son espacios naturales o seminaturales inmersos en una matriz urbana o urbano-agrícola. Todos ellos han sido transformados por las actividades humanas a lo largo de la historia, desde la extracción de leña y pastoreo en períodos tempranos hasta la urbanización y extracción de áridos en la actualidad. Ya en los siglos xvii y xviii los archivos coloniales registran la utilización de diversas especies para la construcción de casas (Acacia caven, Colliguaya odorifera y Colletia spinosa), para la fabricación de leña y carbón (Acacia caven y Baccharis rosmarinifolia), la extracción de saponina (Quillaja saponaria) y la producción de madera (Cryptocarya alba)1 . A ello se agrega la extracción de áridos para las construcciones y la pavimentación de calles como ocurrió en los cerros San Cristóbal, Blanco y Huelén. A pesar de estas transformaciones, la mayoría de los cerros todavía cuenta con una importante proporción de espacios abiertos o sin edificaciones en donde es posible encontrar vegetación espontánea, plantaciones forestales, cultivos y remanentes de vegetación nativa. Desde el punto de vista ecológico, la importancia de los cerros isla radica en la presencia de flora y fauna nativa, en su condición de conectores entre los cordones montañosos que enmarcan el valle de Santiago y en que cumplen, además, funciones ambientales como la captura de contaminantes y la regulación de la temperatura urbana junto con servir como espacios para la recreación y el contacto con la naturaleza.
Cómo citar:
Reyes-Paecke, S. (2017). Hacia una matriz ecológica: Importancia ecológica de los Cerros Isla En Lefranc E., Picón MC., Ruiz F. (Editores) Cerros Isla de Santiago: Construyendo un nuevo imaginario de ciudad a partir de su geografía. Fundación Cerros Isla y Ediciones ARQ, Santiago de Chile. Págs. 76-86. ISBN: 978-956-9571-45-9.
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